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Melancolía del «ayer»... Sorpresa
Triste del corazón que fue cobarde...
Un adiós sin motivo, y que nos pesa
Cuando volver a la ilusión ya es tarde.

Y el alma dice, al recordar un día:
«La culpa no fue suya, sino mía».

Tal vez, a solas, en el mismo instante,
Ya sin que llanto a las pupilas fluya,
Dirá en las sombras otra voz distante:
«La culpa no fue mía, sino suya».

Y las dos voces, en callado giro,
Se unirán, en la noche, en un suspiro.
Y queda en un azul de lontananza,
Sola, una reja, que un rosal enflora,
Y lo que fue de dos una esperanza,
Ya, para siempre, en el dolor se llora.

Y un gemido, que en llanto se disuelve,
¿Diciendo va: «La juventud no vuelve».

Y enjugándonos lágrima furtiva,
O en las manos oculta la cabeza
Vemos que, como sombra pensativa,
Se sienta a nuestro lado la Tristeza.

Y el alma llora, ante esperanza trunca,
Lo que ya al corazón no vuelve nunca.

Entonces es el recordar... La ronda
De lo pasado: la primera riña,
Su dulce voz, su cabellera blonda,
Y su adorable ingenuidad de niña;

Y triste siente el corazón herido
El dolor que nos deja un bien perdido.

«¿Dónde estarás?», nos preguntamos.
«¿Dónde?»
«¿Pasas entre los hombres sonreída,
O callado pesar en ti se esconde
Si eres mitad acaso de otra vida?».

Lejana voz de lo que ya no existe:
¡Cómo nos llegas desolada y triste!

«¡Siempre!» decimos, y es la voz sincera;
Juramos: «¡Siempre!» y el jurar no es vano;
Y no es que el corazón cumplir no quiera
Es porque el corazón es barro humano.

El corazón ser fiel siempre ambiciona,
Mas sin quererlo, siempre nos traiciona.

¿Y para qué culparnos? ¿Y en la vida
Para qué disculpar promesa vana?
Se dice adiós, y el corazón olvida,
Pero también lo olvidarán mañana.

El amor al olvido se eslabona,
Y en amor, sólo es grande el que perdona.
8
¡Cuánto rato te he mirado
sin mirarte a ti, en la imagen
exacta e inaccesible
que te traiciona el espejo!
«Bésame», dices. Te beso,
y mientras te beso pienso
en lo fríos que serán
tus labios en el espejo.
«Toda el alma para ti»,
murmuras, pero en el pecho
siento un vacío que sólo
me lo llenará ese alma
que no me das.
El alma que se recata
con disfraz de claridades
en tu forma del espejo.
Aseh Jan 2019
Siempre sabía que eras demasiado como una nectarina
a principios de verano. Tú: sin poros y brillante e insinuando dulzura.
Me llenaste con tu erupción secreta, luego me apagaste
con tu lengua plateada y elegante,
lava palpitante en mis tímpanos,
realzando mi sangre,
con fuego en tus ojos. Yo era una ciruela, vagando hacia su calor agustín. Mi piel tierna cedió a su toque hábil.

Pero luego lo mordí. Probé la carne bajo tu brillo brillante.
Y ¡oh cómo te traiciona!
Tan amarillo e inmaduro, tan tenso con la novedad,
Aún aferrado al brillo del alba,
primavera congelada con miedo
de la oscuridad de mi néctar.

Hoy me desperté aquí con un imán en mi estómago.
Ecos de metal frío recorren en mi garganta.
La falta de amor, el dolor que
corre entre las penumbras aórticas--
la esperanza, un refugio tragado por la noche efímera.
Siempre sabía que eras demasiado como una nectarina
a principios de verano.
amor secreto corazón
Rococo Aug 2022
Quién buscaría encarar el éxodo y la diáspora,
huérfanos y despatriados, excedentes de un sistema
que transa en la miseria y la vende al por mayor.

Quién llegaría a envidiar ese explosivo martirio,
el bautismo en sangre que sacudió los cimientos y
movilizó las almas de nuestros hermanos vecinos.

Quién desearía encarar al pelotón y sus fusiles,
cuya incandescencia despertaría la herencia en vida
de Morazán. Quién pensaría anhelar el manto rojo de Marte,
que ha cubierto los rostros y galvanizado los temples
de mil revoluciones.

Anónimos, eufóricos y encolerizados, acogidos por el
estruendo y los gritos sin voz de tus millares, aquellos
que se refugian bajo la sombra de tus bosques; que se bañan
en tus costas y caudales, que viven y luchan en las calles
de tus urbes.

Fueron muchos Honduras tus muertos, víctimas del horror
y la violencia que se proyecta hacia el espejo de tus cielos.
Esa violencia superficial y perniciosa, que no traiciona
al cáncer que carcome y se alimenta de la ignorancia o
la cómplice ceguera de tu pueblo, que duerme en los brazos
de un fracaso de siglos; arrullado en la promesa y el sueño
tenue de tus próceres, que murieron a sabiendas del destino
terminal de esta nación agonizante.
Sonámbula y picante,
mi voz es la gemela
de la canela.
Canela ultramontana
e islamita,
por ella mi experiencia
sigue de señorita.
Criado con ella,
mi alma tomó la forma
de su botella.
Si digo carne o espíritu,
paréceme que el diablo
se ríe del vocablo;
mas nunca vaciló
mi fe si dije «yo».
Yo, varón integral,
nutrido en el panal
de Mahoma
y en el que cuida Roma
en la Mesa Central.
Uno es mi fruto:
vivir en el cogollo
de cada minuto.
Que el milagro se haga,
dejándome aureola
o trayéndome llaga.
No porto insignias
de masón
ni de Caballero
de Colón.
A pesar del moralista
que la asedia
y sobre la comedia
que la traiciona,
es santa mi persona,
santa en el fuego lento
con que dora el altar
y en el remordimiento
del día que se me fue
sin oficiar.
En mis andanzas callejeras
del jeroglífico nocturno,
cuando cada muchacha
entorna sus maderas,
me deja atribulado
su enigma de no ser
ni carne ni pescado.
Aunque toca al poeta
roerse los codos,
vivo la formidable
vida de todas y de todos;
en mí late un pontífice
que todo lo posee
y todo lo bendice;
la dolorosa Naturaleza
sus tres reinos ampara
debajo de mi tiara;
y mi papal instinto
se conmueve
son la ignorancia de la nieve
y la sabiduría del jacinto.
La velocidad de la palabra no es
la velocidad de la sangre y no sé
quién traiciona a quién. ¿Cómo
se encima el horizonte
a la palabra cuándo, a su
cortejo de esperas que todo cambiarán?
La noche cae y se consuela,
pero caer no es un consuelo para mí.
Estoy parado en el espanto
mientras cantan los rostros del día y
no sé quién miente, ellos o yo. Al fondo pasa
el animal que huye
a gran velocidad.
crepúsculo — el lápiz entre mis dedos
la esperábamos, la noche volvió
yo estaba escribiendo poemas mientras él —
él cocinaba el plato que amo.
anoche lloró, leyendo mis palabras
hay versos que dejan lágrimas atrás
calientes y saladas
mejillas mojadas.
esta noche, porque el día fue tan hermoso
por ser olvidado
sentí que tengo que contarlo de una forma poética
¿y si un día mi memoria me traiciona
dejando salir esos momentos mágicos de mis pensamientos?
hay tantas cosas que me gustan de él
de su manera de servir el vino en la copa
a la de ver el mundo — su cosmovisión
siento una sensación de libertad cuando
me encuentro atrás de él en la moto
con el viento poderoso
como si las rutas fueran nosotras.
cuando pongo mi mano en su bolsillo, cuando él
desliza también la suya mientras manejando
y las noches son suaves cerca de él
yo quiero guardar de él sus pigmentos,
sus huellas, su piel, su carne
me encantan esas ilusiones que me doy
a mí mismo
que parecemos eternal mientras que todo esto
es en realidad solamente efímero.
entonces pregunto ¿qué podría hacer?
aparte de disfrutar su presencia y
la ternura que él me da, su sensibilidad
hasta que nuestros caminos se separan.
aunque los recuerdos que son nuestros, lo son para siempre
siempre se quedarán
como si fuéramos inmortales.
qué hermosa es la vida, en sus brazos y con poesía
el 02 de septiembre 2024
Daniii May 29
No todo lo que brilla alumbra,
ni toda voz que reza es fe,
hay almas hechas de sombra
que visten trajes de bien.

El mundo te ofrece espejos
que deforman lo que sos,
y manos que juran abrigo
te empujan lejos de Dios.

Aprendí, tarde y sangrando,
que el veneno no siempre arde,
que hay abrazos que son pactos
y amistades que son cárceles.

¿De quién te confías, caminante,
cuando hasta el tiempo traiciona?
Cuando quien dice ser constante
es quien primero abandona.

La traición no avisa su entrada,
no lleva capa ni rostro cruel,
es a veces una mirada
que se disfraza de miel.

Hay verdades que se fingen,
hay mentiras que se lloran,
y hay gente que se te extingue
cuando más su luz imploras.

Confiar es desnudar el alma,
es entregarle al otro el pecho,
y en un mundo sin mucha calma
eso… a veces es despecho.

No toda traición se grita,
ni toda herida sangra,
hay silencios que te quitan
lo que más el alma abraza.

Por eso, si vas a confiar,
que sea en quien te escucha en tu ruina,
no en quien sólo sabe aplaudir
cuando tu cumbre ilumina.

Confía en quien te nombre en secreto,
en quien no necesita testigos,
en quien se queda callado contigo
cuando todo lo demás es ruido.

Y si has de caer —que caerás—
caé sabiendo esta verdad:
más vale solo con la verdad
que envenenado por falsedad.
Daniii Jun 3
se escriben en tinta que no borra el viento.
Una palabra dicha con filo de espina
puede herir más hondo que un clavo en el pecho.

El que miente hoy para salvar su orgullo,
mañana camina con cadenas en los ojos.
Y aquel que traiciona por miedo o codicia,
no entiende que el alma también tiene enojos.

La vida no olvida, ni el tiempo perdona,
el eco de un acto retumba en la sombra.
El que juega sucio termina mojado,
porque el barro, al fin, ensucia hasta el alma.

Hay gestos tan simples que salvan un día,
y errores pequeños que arruinan la vida.
El que golpea con rabia, el que ama con juego,
no ve que se hiere más a sí que al ajeno.

Se puede fingir ante el mundo y sus ojos,
pero no hay disfraz ante el propio reflejo.
Y cuando el silencio te encierre en la noche,
verás si viviste como un sabio... o un necio.

El orgullo ciega, la envidia consume,
y el odio envenena la sangre que fluye.
Pero aún en la culpa, aún en la caída,
hay quien se redime si en verdad lo asume.

Y hay quienes piensan que ser joven es no saber,
que la verdad sólo habita en los años.
Pero a veces, la edad no pesa tanto
como el alma que observa, siente y ha llorado.

Y yo, que apenas cargo quince primaveras,
te digo, hermano, con la voz sincera:
no midas la vida por fuerza ni oro,
sino por el bien que dejás en el otro.

Haz lo correcto, aunque nadie te mire,
y serás luz donde muchos se apagan.
Que el tiempo respeta a quien vive con alma,
aunque aún no le broten canas en la cara.



~Daniii
Daniii Jun 8
La traición

A veces,
la daga no entra por la espalda.
A veces la sostiene una mano
que un día te sostuvo el alma.

El traidor no siempre odia:
a veces simplemente olvida
quién fuiste
cuando nadie más te veía.

Y duele.
Duele más que el hambre de justicia,
más que el silencio de un “te quiero” no dicho,
más que el eco de la confianza rota
retumbando en las paredes de la memoria.

¿Sabés qué es traición?
Es ver que alguien se queda,
pero por dentro,
ya se ha ido.
Y vos, como un tonto,
seguís creyendo que late,
que siente,
que lucha.
Pero no.
Está vacío.
Y aún así, lo abrazás.

Porque uno no se traiciona de golpe.
Uno se va matando de a poco,
cuando perdona lo imperdonable,
cuando tapa con sonrisas lo que sangra,
cuando acepta migajas
de quien un día fue tu banquete.

La traición no tiene nombre.
Tiene gestos.
Tiempos.
Ausencias disfrazadas de presencia.

Y uno guarda silencio.
Porque explicar una traición
es revivirla.
Y el alma ya no tiene fuerza
para otro funeral sin cuerpo.

La herida no supura sangre,
supura recuerdos.
Supura la risa que ya no vuelve,
las promesas que murieron de frío
en medio de una conversación vacía.

Y sin embargo…
seguimos.
Con la herida abierta,
y el corazón aprendiendo a cerrarse
solo para quien sepa quedarse.


Derechos de autor ©️ 2025.

~Daniii
Ezmarel 4d
Enojo,
frustración,
impotencia...
no son solo palabras,
son llamas
que recorren mi pecho
cuando ya no puedo más.

Mi mente,
esa enemiga disfrazada,
me acosa sin tregua,
me empuja a hablar
cuando quiero callar,
me obliga a escribir
cuando solo quiero huir.

No hay rincón
donde esconderme,
ni sombra segura
donde respirar.
Hasta el silencio
me suena a grito.

¿Dónde corro
cuando es mi interior
el que me persigue?
¿A quién acudo
cuando es mi alma
la que me traiciona?

Miserable de mí…
como dijo el apóstol,
con la voz temblando
y el corazón en guerra:
¿Quién me librará
de este cuerpo de muerte?

Y aún así…
en medio del abismo,
una Voz más suave que mis gritos
me susurra desde lo alto:

"Yo."

— The End —