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Monique LV Jul 2015
En la madrugada, por las puertas largas de un cuarto desconocido
entra la aroma de tu enfermedad
rosas con muerte, esperando
tus lagrimas saladas no se me van de la boca
y los dias pasan sin sentido de realidad

Ya no trato de entender, no
pero salto, entrando cuevas negras y basillas
memorias como papelitos quemados
es mejor no saber
lo que pudo ser una vida
Platiada, sin manchas.
basta por esta noche cierro
la puerta me pongo
el saco guardo
los papelitos donde
no hago sino hablar de ti
mentir sobre tu paradero
cuerpo que me has de temblar
en madrugada en pleno su esplendor
quién sino yo como ginebras destruyendo a sus víctimas amadas
para dar luz a la indecisa claridad de sus mesas
quién sino yo con papelitos lujosas descripciones hechas para callar
o la palabra mesa las mentiras
los metros de mentiras para vestir los codos del borracho
los sastres están tristes pero se cose y canta
se miente en cantidad hermanos míos resulta bella la fealdad
amorosas las pústulas gran dignidad la infamia
al pájaro al cantor al distraído le han crecido reptiles
con asombro contempla su gran barbaridad
hurrah por fin ninguno es inocente
caballeros brindemos las vírgenes no virgan
los obispos no obispos los funcionarios no funcionan
todo lo que se pudre en ternura dará
miro mi corazón hinchado de desgracias
tanto lugar como tendría para las bellas aventuras
Solo de ti, lleno de ti,
esta tarde a las 7,
el ciudadano de tu ausencia
se palpaba la cara, la voz, los papelitos,
deveras comprobando
que tus ruidos andaban por sus huesos
y en general que te habías ido.
Golpeó puertas, teléfonos.
La gran ciudad estaba equivocada sin tu pelo,
señora y él sentía tirones detrás del corazón.
A lo mejor era el tabaco,
de todos modos yo soy otro:
un pedazo de ti,
alguien a quien castigan puertas, ruidos,
teléfonos,
y, andá a saber por qué,
toda la parentela de la muerte.
M Jul 14
El momento en que supe lo que sentía por ti,
no fue ruidoso, no fue repentino,
solo un gesto silencioso hacia los papelitos
que dejaste atrás.

Pequeños cuadros con tu letra apurada,
dejados sobre el mostrador,
pegados en monitores.
Usa esto si se te olvida, dijiste,
dimensiones anotadas para que yo recordara.

Pequeños cuadros de guía silenciosa
mientras yo aún aprendía el ritmo,
aún con algo de nervios.
Tus notas visibles,
justo cuando más las necesitaba.

No tenías que escribirlas,
pero lo hiciste.
Cada una fue un gesto pequeño
que solo yo noté.
De entre todas las personas,
me elegiste a mí para ayudar,
a tu manera callada.

Pero para mí, fueron todo.
Comencé a guardarlas
como cartas de amor disfrazadas
en tinta de oficina.

Recordatorios de que alguna vez
estuviste lo suficientemente cerca
como para dejar huellas.

Ya pasó un año.
El trabajo cambió.
Tú cambiaste.
Yo cambié.
Pero las notas…
todavía están guardadas
en mi caja de recuerdos.
Esquinas suaves por el tiempo,
la tinta desvaneciéndose,
pero no el sentimiento.

Tal vez las guardé
porque una parte de mí
todavía te guarda a ti.
Incluso en tus gestos más pequeños,
dejaste una marca.
Y nunca he sido buena
para soltar lo que alguna vez
se sintió real.
Para AA.

— The End —