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shireliiy Sep 2015
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Desde el amanecer, se cambia la ropa sucia de los altares y de los santos, que huele a rancia bendición, mientras los plumeros inciensan una nube de polvo tan espesa, que las arañas apenas hallan tiempo de levantar sus redes de equilibrista, para ir a ajustarías en los barrotes de la cama del sacristán.

Con todas las características del criminal nato lombrosiano, los apóstoles se evaden de sus nichos, ante las vírgenes atónitas, que rompen a llorar... porque no viene el peluquero a ondularles las crenchas.

Enjutos, enflaquecidos de insomnio y de impaciencia, los nazarenos pruébanse el capirote cada cinco minutos, o llegan, acompañados de un amigo, a presentarle la virgen, como si fuera su querida.

Ya no queda por alquilar ni una cornisa desde la que se vea pasar la procesión.

Minuto tras minuto va cayendo sobre la ciudad una manga de ingleses con una psicología y una elegancia de langosta.

A vista de ojo, los hoteleros engordan ante la perspectiva de doblar la tarifa.

Llega un cuerpo del ejército de Marruecos, expresamente para sacar los candelabros y la custodia del tesoro.

Frente a todos los espejos de la ciudad, las mujeres ensayan su mirada "Smith Wesson"; pues, como las vírgenes, sólo salen de casa esta semana, y si no cazan nada, seguirán siéndolo...
¡Campanas!
¡Repiqueteo de campanas!
¡Campanas con café con leche!
¡Campanas que nos imponen una cadencia al
abrocharnos los botines!
¡Campanas que acompasan el paso de la gente que pasa en las aceras!
¡Campanas!
¡Repiqueteo de campanas!

En la catedral, el rito se complica tanto, que los sacerdotes necesitan apuntador.

Trece siglos de ensayos permiten armonizar las florecencias de las rejas con el contrapaso de los monaguillos y la caligrafía del misal.

Una luz de "Museo Grevin" dramatiza la mirada vidriosa de los cristos, ahonda la voz de los prelados que cantan, se interrogan y se contestan, como esos sapos con vientre de prelado, una boca predestinada a engullir hostias y las manos enfermas de reumatismo, por pasarse las noches -de cuclillas en el pantano- cantando a las estrellas.

Si al repartir las palmas no interviniera una fuerza sobrenatural, los feligreses aplaudirían los rasos con que la procesión sale a la calle, donde el obispo -con sus ochenta kilos de bordados- bate el "record" de dar media vuelta a la manzana y entra nuevamente en escena, para que continúe la función...
¡Agua!
¡Agüita fresca!
¿Quién quiere agua?

En un flujo y reflujo de espaldas y de brazos, los acorazados de los cacahueteros fondean entre la multitud, que espera la salida de los "pasos" haciendo "pan francés".

Espantada por los flagelos de papel, la codicia de los pilletes revolotea y zumba en torno a las canastas de pasteles, mientras los nazarenos sacian la sed, que sentirán, en tabernas que expenden borracheras garantizadas por toda la semana.

Sin asomar las narices a la calle, los santos realizan el milagro de que los balcones no se caigan.

¡Agua!
¡Agüita fresca!
¿Quién quiere agua?
pregonan los aguateros al servirnos una reverencia de minué.

De repente, las puertas de la iglesia se abren como las de una esclusa, y, entre una doble fila de nazarenos que canaliza la multitud, una virgen avanza hasta las candilejas de su paso, constelada de joyas, como una cupletista.

Los espectadores, contorsionados por la emoción,
arráncanse la chaquetilla y el sombrero, se acalambran en
posturas de capeador, braman piropos que los nazarenos intentan callar
como el apagador que les oculta la cabeza.

Cuando el Señor aparece en la puerta, las nubes se envuelven con un crespón, bajan hasta la altura de los techos y, al verlo cogido como un torero, todas, unánimemente, comienzan a llorar.

¡Agua!
¡Agüita fresca!
¿Quién quiere agua?Las tribunas y las sillas colocadas enfrente del Ayuntamiento progresivamente se van ennegreciendo, como un pegamoscas de cocina.

Antes que la caballería comience a desfilar, los guardias civiles despejan la calzada, por temor a que los cachetes de algún trompa estallen como una bomba de anarquista.

Los caballos -la boca enjabonada cual si se fueran a afeitar- tienen las ancas tan lustrosas, que las mujeres aprovechan para arreglarse la mantilla y averiguar, sin darse vuelta, quién unta una mirada en sus caderas.

Con la solemnidad de un ejército de pingüinos, los nazarenos escoltan a los santos, que, en temblores de debutante, representan "misterios" sobre el tablado de las andas, bajo cuyos telones se divisan los pies de los "gallegos", tal como si cambiaran una decoración.

Pasa:
El Sagrado Prendimiento de Nuestro Señor, y Nuestra Señora del Dulce Nombre.
El Santísimo Cristo de las Siete Palabras, y María Santísima de los Remedios.
El Santísimo Cristo de las Aguas, y Nuestra Señora del Mayor Dolor.
La Santísima Cena Sacramental, y Nuestra Señora del Subterráneo.
El Santísimo Cristo del Buen Fin, y Nuestra Señora de la Palma.
Nuestro Padre Jesús atado a la Columna, y Nuestra Señora de las Lágrimas.
El Sagrado Descendimiento de Nuestro Señor, y La Quinta Angustia de María Santísima.

Y entre paso y paso:
¡Manzanilla! ¡Almendras garrapiñadas! ¡Jerez!

Estrangulados por la asfixia, los "gallegos" caen de rodillas cada cincuenta metros, y se resisten a continuar regando los adoquines de sudor, si antes no se les llena el tanque de aguardiente.

Cuando los nazarenos se detienen a mirarnos con sus ojos vacíos, irremisiblemente, algún balcón gargariza una "saeta" sobre la multitud, encrespada en un ¡ole!, que estalla y se apaga sobre las cabezas, como si reventara en una playa.

Los penitentes cargados de una cruz desinflan el pecho de las mamas en un suspiro de neumático, apenas menos potente al que exhala la multitud al escaparse ese globito que siempre se le escapa a la multitud.

Todas las cofradías llevan un estandarte, donde se lee:

                      S. P. Q. R.Es el día en que reciben todas las vírgenes de la ciudad.

Con la mantilla negra y los ojos que matan, las hembras repiquetean sus tacones sobre las lápidas de las aceras, se consternan al comprobar que no se derrumba ni una casa, que no resucita ningún Lázaro, y, cual si salieran de un toril, irrumpen en los atrios, donde los hombres les banderillean un par de miraduras, a riesgo de dejarse coger el corazón.

De pie en medio de la nave -dorada como un salón-, las vírgenes expiden su duelo en un sólido llanto de rubí, que embriaga la elocuencia de prospecto medicinal con que los hermanos ponderan sus encantos, cuando no optan por alzarles las faldas y persuadir a los espectadores de que no hay en el globo unas pantorrillas semejantes.

Después de la vigésima estación, si un fémur no nos ha perforado un intestino, contemplamos veintiocho "pasos" más, y acribillados de "saetas", como un San Sebastián, los pies desmenuzados como albóndigas, apenas tenemos fuerza para llegar hasta la puerta del hotel y desplomarnos entre los brazos de la levita del portero.

El "menú" nos hace volver en sí. Leemos, nos refregamos los ojos y volvemos a leer:

"Sopa de Nazarenos."
"Lenguado a la Pío X."

-¡Camarero! Un bife con papas.
-¿Con Papas, señor?...
-¡No, hombre!, con huevos fritos.Mientras se espera la salida del Cristo del Gran Poder, se reflexiona: en la superioridad del marabú, en la influencia de Goya sobre las sombras de los balcones, en la finura chinesca con que los árboles se esfuman en el azul nocturno.

Dos campanadas apagan luego los focos de la plaza; así, las espaldas se amalgaman hasta formar un solo cuerpo que sostiene de catorce a diez y nueve mil cabezas.

Con un ritmo siniestro de Edgar Poe -¡cirios rojos ensangrientan sus manos!-, los nazarenos perforan un silencio donde tan sólo se percibe el tic-tac de las pestañas, silencio desgarrado por "saetas" que escalofrían la noche y se vierten sobre la multitud como un líquido helado.

Seguido de cuatrocientas prostitutas arrepentidas del pecado menos original, el Cristo del Gran Poder camina sobre un oleaje de cabezas, que lo alza hasta el nivel de los balcones, en cuyos barrotes las mujeres aferran las ganas de tirarse a lamerle los pies.

En el resto de la ciudad el resplandor de los "pasos" ilumina las caras con una técnica de Rembrandt. Las sombras adquieren más importancia que los cuerpos, llevan una vida más aventurera y más trágica. La cofradía del "Silencio", sobre todo, proyecta en las paredes blancas un "film" dislocado y absurdo, donde las sombras trepan a los tejados, violan los cuartos de las hembras, se sepultan en los patios dormidos.

Entre "saetas" conservadas en aguardiente pasa la "Macarena", con su escolta romana, en cuyas corazas de latón se trasuntan los espectadores, alineados a lo largo de las aceras.

¡Es la hora de los churros y del anís!

Una luz sin fuerza para llegar al suelo ribetea con tiza las molduras y las aristas de las casas, que tienen facha de haber dormido mal, y obliga a salir de entre sus sábanas a las nubes desnudas, que se envuelven en gasas amarillentas y verdosas y se ciñen, por último, una túnica blanca.

Cuando suenan las seis, las cigüeñas ensayan un vuelo matinal, y tornan al campanario de la iglesia, a reanudar sus mansas divagaciones de burócrata jubilado.

Caras y actitudes de chimpancé, los presidiarios esperan, trepados en las rejas, que las vírgenes pasen por la cárcel antes de irse a dormir, para sollozar una "saeta" de arrepentimiento y de perdón, mientras en bordejeos de fragata las cofradías que no han fondeado aún en las iglesias, encallan en todas las tabernas, abandonan sus vírgenes por la manzanilla y el jerez.

Ya en la cama, los nazarenos que nos transitan las circunvoluciones redoblan sus tambores en nuestra sien, y los churros, anidados en nuestro estómago, se enroscan y se anudan como serpientes.

Alguien nos destornilla luego la cabeza, nos desabrocha las costillas, intenta escamotearnos un riñón, al mismo tiempo que un insensato repique de campanas nos va sumergiendo en un sopor.

Después... ¿Han pasado semanas? ¿Han pasado minutos?... Una campanilla se desploma, como una sonda, en nuestro oído, nos iza a la superficie del colchón.
¡Apenas tenemos tiempo de alcanzar el entierro!...

¿Cuatrocientos setenta y ocho mil setecientos noventa y nueve "pasos" más?

¡Cristos ensangrentados como caballos de picador! ¡Cirios que nunca terminan de llorar! ¡Concejales que han alquilado un frac que enternece a las Magdalenas! ¡Cristos estirados en una lona de bombero que acaban de arrojarse de un balcón! ¡La Verónica y el Gobernador... con su escolta de arcángeles!

¡Y las centurias romanas... de Marruecos, y las Sibilas, y los Santos Varones! ¡Todos los instrumentos de la Pasión!... ¡Y el instrumento máximo, ¡la Muerte!, entronizada sobre el mundo..., que es un punto final!

¿Morir? ¡Señor! ¡Señor!
¡Libradnos, Señor!
¿Dormir? ¡Dormir! ¡Concedédnoslo,
Señor!
Eres la noche, esposa: la noche en el instante
mayor de su potencia lunar y femenina.
Eres la medianoche: la sombra culminante
donde culmina el sueño, donde el amor culmina.

Forjado por el día, mi corazón que quema
lleva su gran pisada de sol a donde quieres,
con un solar impulso, con una luz suprema,
cumbre de las mañanas y los atardeceres.

Daré sobre tu cuerpo cuando la noche arroje
su avaricioso anhelo de imán y poderío.
Un astral sentimiento febril me sobrecoge,
incendia mi osamenta con un escalofrío.

El aire de la noche desordena tus pechos,
y desordena y vuelca los cuerpos con su choque.
Como una tempestad de enloquecidos lechos,
eclipsa las parejas, las hace un solo bloque.

La noche se ha encendido como una sorda hoguera
de llamas minerales y oscuras embestidas.
Y alrededor la sombra late como si fuera
las almas de los pozos y el vino difundidas.

Ya la sombra es el nido cerrado, incandescente,
la visible ceguera puesta sobre quien ama;
ya provoca el abrazo cerrado, ciegamente,
ya recoge en sus cuevas cuanto la luz derrama.

La sombra pide, exige seres que se entrelacen,
besos que la constelen de relámpagos largos,
bocas embravecidas, batidas, que atenacen,
arrullos que hagan música de sus mudos letargos.

Pide que nos echemos tú y yo sobre la manta,
tú y yo sobre la luna, tú y yo sobre la vida.
Pide que tú y yo ardamos fundiendo en la garganta,
con todo el firmamento, la tierra estremecida.

El hijo está en la sombra que acumula luceros,
amor, tuétano, luna, claras oscuridades.
Brota de sus perezas y de sus agujeros,
y de sus solitarias y apagadas ciudades.

El hijo está en la sombra: de la sombra ha surtido,
y a su origen infunden los astros una siembra,
un zumo lácteo, un flujo de cálido latido,
que ha de obligar sus huesos al sueño y a la hembra.

Moviendo está la sombra sus fuerzas siderales,
tendiendo está la sombra su constelada umbría,
volcando las parejas y haciéndolas nupciales.
Tú eres la noche, esposa. Yo soy el mediodía.
Tú eres el alba, esposa: la principal penumbra,
recibes entornadas las horas de tu frente.
Decidido al fulgor, pero entornado, alumbra
tu cuerpo. Tus entrañas forjan el sol naciente.

Centro de claridades, la gran hora te espera
en el umbral de un fuego que el fuego mismo abrasa:
te espero yo, inclinado como el trigo a la era,
colocando en el centro de la luz nuestra casa.

La noche desprendida de los pozos oscuros,
se sumerge en los pozos donde ha echado raíces.
Y tú te abres al parto luminoso, entre muros
que se rasgan contigo como pétreas matrices.

La gran hora del parto, la más rotunda hora:
estallan los relojes sintiendo tu alarido,
se abren todas las puertas del mundo, de la aurora,
y el sol nace en tu vientre donde encontró su nido.

El hijo fue primero sombra y ropa cosida
por tu corazón hondo desde tus hondas manos.
Con sombras y con ropas anticipó su vida,
con sombras y con ropas de gérmenes humanos.

Las sombras y las ropas sin población, desiertas,
se han poblado de un niño sonoro, un movimiento,
que en nuestra casa pone de par en par las puertas,
y ocupa en ella a gritos el luminoso asiento.

¡Ay, la vida: qué hermoso penar tan moribundo!
Sombras y ropas trajo la del hijo que nombras.
Sombras y ropas llevan los hombres por el mundo.
Y todos dejan siempre sombras: ropas y sombras.

Hijo del alba eres, hijo del mediodía.
Y ha de quedar de ti luces en todo impuestas,
mientras tu madre y yo vamos a la agonía,
dormidos y despiertos con el amor a cuestas.

Hablo y el corazón me sale en el aliento.
Si no hablara lo mucho que quiero me ahogaría.
Con espliego y resinas perfumo tu aposento.
Tú eres el alba, esposa.  Yo soy el mediodía.
Tejidos en el alba, grabados, dos panales
no pueden detener la miel en los pezones.
Tus pechos en el alba: maternos manantiales,
luchan y se atropellan con blancas efusiones.

Se han desbordado, esposa, lunarmente tus venas,
hasta inundar la casa que tu sabor rezuma.
Y es como si brotaras de un pueblo de colmenas,
tú toda una colmena de leche con espuma.

Es como si tu sangre fuera dulzura toda,
laboriosas abejas filtradas por tus poros.
Oigo un clamor de leche, de inundación, de boda
junto a ti, recorrida por caudales sonoros.

Caudalosa mujer, en tu vientre me entierro.
Tu caudaloso vientre será mi sepultura.
Si quemaran mis huesos con la llama del hierro,
verían qué grabada llevo allí tu figura.

Para siempre fundidos en el hijo quedamos:
fundidos como anhelan nuestras ansias voraces:
en un ramo de tiempo, de sangre, los dos ramos,
en un haz de caricias, de pelo, los dos haces.

Los muertos, con un fuego congelado que abrasa,
laten junto a los vivos de una manera terca.
Viene a ocupar el hijo los campos y la casa
que tú y yo abandonamos quedándonos muy cerca.

Haremos de este hijo generador sustento,
y hará de nuestra carne materia decisiva:
donde sienten su alma las manos y el aliento,
las hélices circulen, la agricultura viva.

Él hará que esta vida no caiga derribada,
pedazo desprendido de nuestros dos pedazos,
que de nuestras dos bocas hará una sola espada
y dos brazos eternos de nuestros cuatro brazos.

No te quiero a ti sola: te quiero en tu ascendencia
y en cuanto de tu vientre descenderá mañana.
Porque la especie humana me han dado por herencia,
la familia del hijo será la especie humana.

Con el amor a cuestas, dormidos y despiertos,
seguiremos besándonos en el hijo profundo.
Besándonos tú y yo se besan nuestros muertos,
se besan los primeros pobladores del mundo.
Irene Jan 2015
Una curva comienza a delinearse en tus labios
Se asoma la felicidad en tus ojos
Se desprende de ti el dolor
Desparece la angustia
Te encuentras en la curva imperfecta que refleja tu alma

Parece que estaba extraviada
Vagando alrededor tuyo sin saber cómo volver
Pero ha encontrado el camino de vuelta a su hogar
Y hoy más que nunca
Vive en tu rostro
Y finalmente le devuelve al mundo lo que tanto extrañaba

El fenómeno detiene el tiempo
Por segundos esa curva es todo lo que existe
La vida depende de su presencia
Las miradas se suspenden en el aire
Y cuando se queda a vivir en ti
El corazón comienza a moverse en tu pecho
Y el mundo puede escuchar cada uno de sus latidos
El flujo de la vida por tu cuerpo
Y todo por esa curva en tu rostro
Un océano dentro de un océano
flujo etéreo de túrbida tinta india
reptando sobre el lecho de tus frondosas raíces.

Sereno opalino que baña la acera,
Calima que vaga a un lecho de luna
No ardas en vano gigante bonsái

Que las ninfas llevan en la memoria,
los cantos al dulzor de tu savia,
El recuerdo que viste de alma
la noble piel de tu fina corteza.

Bromelias que silban al aire
el rumor de un bosque sin nombre
oculto en el corazón de esta urbe
retozan humildes tus ramas

Que bien han de llorar por tus verdes retoños
que filtran la luz de un sol calcinante,
ciparisos que asoman sus brazos leñosos
tributo silente al ferino rumor del ocaso

No ardas en vano gigante bonsái
que manchadas de sangre están las manos
que revuelven la quietud de tu cieno
Nicole Jun 2015
Sometidas al castigo del pecado
ocurrido allá en el el paraíso.

Sismos geográficos ocasionados
por una sola corriente,
un solo flujo,
una sola vía.

Martirio durante días,
mientras el clima cambia,
conteniendo esencias peculiares
y como artista se destaca.
trestrece May 2014
La vida es como la diarrea: un constante flujo de mierda.
Jesus Sep 13
Si cada pensamiento,
cada sentimiento y
cada acto,
no solo reflejan un
intercambio
de aprendizaje
y experiencias...

sino también un flujo
continuo de crecimiento
o decadencia.

Entonces, la forma de pensar
y de actuar
esculpe la senda que tomamos:

el impulso inevitable
hacia la luz o la sombra.

Por eso, es mejor
profundizar en las cosas,
comprenderlas con detenimiento,
distinguir su luz o su sombra,
para ganar claridad
al generar pensamientos...

antes de soltar palabras
o pasar a la acción.

Para seguir por una senda de
iluminación mental y espiritual,
sostenida por cimientos
profundos que nos impulsen
hacia más luz:

Pensar, sentir y actuar con claridad.

Y no optar por un sendero
de nieblas y sombras,
alimentado por el egoísmo,
la avaricia, la envidia
y la imposición...

que irremediablemente
conduce a la maldad...

lo que arrastra al abismo terrenal.

Con cada decisión,
cada pensamiento,
sentimiento y acto,
se van tejiendo las
costuras del alma...

formando lo que realmente
somos y revelando
lo que nunca podremos ocultar.

El ser o no ser,
la plenitud o la falta,
el estancamiento,
la decadencia o la evolución.

Un alma bien hilada
brilla y resplandece,
mostrándose tal y como es, mientras que un alma mal hilada
desprende oscuridad.

Aunque se intente encubrir,
su naturaleza
siempre será evidente:

Pues las costuras del alma,
nunca se pueden ocultar.

¿Y tú, cómo lo ves?
Leydis Feb 2018
Mientras tú me beses,
fluirá amor por mis venas
como olas en el mar.

Siempre rebosara el cáliz de mi cuerpo
de ternura,
de premura pasión,
de exceso en devoción,
de amor con ligaduras,
de aprisionante libertades,
de reclusorios de fogosidad,
de fuegos sin fríos,
y escalofríos provocados por el calor
de nuestros organismos van dejando
mis lirios exhaustos de tanto delirio.

Mientras tú me beses,
El Mar Muerto tendrá vida,
endulzaremos sus aguas salíferas
con el flujo empalagoso de nuestros deseos.
Mientras tú me beses,
podremos cambiar los colores del tiempo
como lo hace El Mar Rojo,
engañando al sol con sus reflejos.
Dejando que solo la Luna
pueda ver el índigo en sus remolinos.
Mientras tú me beses,
mientras nos besemos,
mientras haya vida marítima,
mientras sea un beso un contracto eterno,
mientras el tiempo le pida al destino permiso,
mientras haya agua en los ríos,
mientras tú seas mío,
mientras tú me beses…….,
seré como agua en tu desierto,
humedeciendo tus adentros

LeydisProse
12/26/2017
https://m.facebook.com/LeydisProse/
El choque fue sangriento bajo la luz del día.
Tribunos, centuriones, al frente los primeros,
Juntaron las cohortes de indómitos guerreros,
Y acre olor de matanza del campo ya subía.

Contando los cadáveres con mirada sombría,
Veían los soldados, en el empuje fieros,
Girando en torbellino, cual hojas, los arqueros,
Y el sudor por los rostros morenos les corría.

Entonces surgió, todo de flechas erizado,
Con flujo de las venas que sus heridas marca,
Bajo flotante púrpura y acero laminado,

Al son de los clarines que atruenan la comarca,
Soberbio, en su nervioso corcel que el cuello enarca
Y sobre el cielo en llamas, el Héroe ensangrentado.
Egofluido
                  éter vago
                                    ecocida
                                                      ergonada
en el plespacio
                  prófugo
flujo fatuo
                                    no soplo
sin nexo anexo al éxodo
                  en el coespacio
                                    afluido
nubífago
                  preseudo
                                    heliomito
                                                      subcero
parialapsus de exilio
                  en el no espacio
                                    ido
Jesus Aug 24
Si no practico métrica,  
si la rima no me llama,  
si escribir, para mí...

es un flujo constante
de letras  
que me acompañan.  

Un acto profundo de conexión
con el universo,  
de sueños, posibles y no,  
de libertad,  
de trabajo mental
y espiritual.

Si soy el eterno aprendiz
de mis propias letras...

¡qué sabré yo de poesía!

Si cada día que pasa,  
permanezco en ese flujo,  
cuando despierto,  
cuando estoy,  
cuando me acuesto…  

¡Qué sabré yo de poesía!

Si solo escribo  
sobre las sombras,  
los misterios por resolver,  
las preguntas necesarias,  
la luz de los días,  
y aquello que a mí
me inspira…  

¡Qué sabré yo de poesía!

Si ella es mi musa,  
mi única consigna,  
mi equipaje,  
mi patrón a seguir,  
el mejor de los viajes:

¡Y se llama vida!...

¡qué sabré yo de poesía!

Si soy quien soy:  
una alma libre,
amante del universo,  
buscador de sueños.

El que escribe  
sobre el fluir de este río,  
a veces revuelto y turbulento  
otras, en calma,
montaña rusa, de subidas
y bajadas...

¡Pura vida!

De esa experiencia
que es vivir,  
de cada cosa sentida,  
de la tinta que, fluyendo,  
va dejando huella,  
va dejando el alma.  


Si solo soy  
un habitante más de la vida,  
amante de la profundidad  
y de las cosas sencillas…  

¡Qué sabré yo de poesía!
Guadalupe S P Jun 2020
We ruptured hastily from la tela collectiva the same way a drop of blood emerges from a small puncture wound –round, wholly, and bright-hued.
Yes, we bursted slowly bajo el sol que todo alumbra hacia la sanidad needing no reassurance to which direction to take to. (We know, nosotros sentimos el flujo y el ritmo de esta vida)
Jose Santos May 19
Quizás mi fría mirada, mis respuestas acertadas, quizás sea un romance, como un jardín con rosas bien sembradas, rojas y rosadas, gardenias, girasoles y orquídeas dedicadas, el romance y el amor dan la sensación, el amor eterno o el eterno amor, a través de una fría tela del corazón.

Un lector expresando un valor, un detalle que con el tiempo se perdió, ve la luna con pasión, un café amargo para relajar la emoción, pues el **** no es amor, es conectar tu alma y la sensación, agarrar solo su mano y sentir como si fuera tu primera y última relación.

Pues, aunque un río pierda su flujo de agua cristalina, la lluvia llena de vuelta con agua de verde de vida, una pareja de colibrís se acercaría, un atardecer en un arbol juntos se cuidarían, luna perfecta en sueño se narraría
Esto solo es lo que siento desde el pecho
Jesus Sep 25
Cuando la esperanza es un don,
la ignorancia evidente,
la sabiduría, lo inalcanzable,
y la eternidad,
un castigo.

Cuando lo único que,
en realidad,
existe, es el aquí
y ahora, todo lo demás
es un eco lejano...

un reflejo mental sin sustancia:

Fuera de la mente.

No es lo mismo darse
un paseo por el bosque,
disfrutando de su esencia.

A cada paso parte
de su pulmón, su aroma,
que hacerlo con los auriculares
mentales, arrastrado
por las sombras
del tiempo psicológico.

Como no es lo mismo
sentarse junto a un río,
sintiendo cada brisa,
cada susurro...
y dejar
que la naturaleza te abrace.

Que hacerlo atrapado
en el ruido de la mente,
incapaz de escuchar,
observar y sentir,
el latido del instante.

Por lo tanto,
una mente utilizada
es un universo
extraordinario y
poco explorado;
de lo contrario, se
convierte en la
jaula donde se
esfuma el presente y, con él...

el tesoro más valioso
conocido: el tiempo.

Salvo aquellas cosas del ayer
que nos exigen reflexión,
o los asuntos del mañana,
que requieren planificación.

Si todo lo que ocurre
se da en el aquí y el ahora,
¿dónde estamos en el
resto de las experiencias?

¿Si no es
dentro de la mente?

Y por eso me pregunto:
¿Habitamos realmente
en el presente,
o somos prisioneros
de las cadenas invisibles
del tiempo psicológico?

Una mente anclada al pasado
o al futuro es una jaula,
la pérdida de tiempo más
universal:

La desconexión del presente.

Al no caminar
despiertos en el aquí y
el ahora, nos alejamos
del flujo vital,
de la esencia existencial.

Hay muchas formas de
pasar el tiempo,
pero no todas son
caapaces de alinear la mente,
el cuerpo y el alma,
en el aquí y el ahora
del momento presente.

Tomarse un buen café,
leer un libro,
o caminar atento al momento.

Fuera de la mente,
¿y tú,
dónde estabas ahora,
mientras leías este texto?

¿Si no en el aquí y ahora?
Jesus Sep 16
Mientras
el tiempo implacable,
lo único que hace es pasar,
sientes
cómo todo gira sin parar.

Los días se suceden, unos
tras otro, y en su flujo
parece que no hay cambio,
solo continuidad.

¿Hasta aquí hemos
llegado?
¿ A esta perspectiva
existencial?

Unos vienen, otros se van,
¿y qué? ¿ Que la rueda siga
girando sin parar?


¿Y ahora qué?

¡Qué otra cosa sino
vivir el día a día,
avanzando en profundidad!

Que sea la luz guía,
que inspire e ilumine
el camino al andar.

Hacia un rumbo diferente,
desde el silencio,
la profundidad...
y
el tiempo necesario
para la soledad.

En un sendero sin retorno,
ni otra posibilidad para
evolucionar.
¿feliz año tal,
lleno de nuevos deseos
o atrapados en lo mismo,
y que el tiempo vaya
pasando sin más?

Y vuelta al ciclo,
que arrastra los días,
¿una y otra vez sin cesar?

¡O mejor!

¿Dejar atrás el ciclo,
que arrastra la monotonía,
hacia otro camino diferente
y exclusivo para continuar?

La búsqueda constante,
más allá de la repetición,
el sendero de la profundidad...

el camino más auténtico
para avanzar.

¿O que la rueda
siga girando en lo
mismo sin parar?
Jesus Aug 31
Sabiendo que todos estamos  
dentro del mismo bombo: el de la lotería 
de la existencia.

Y cada vez que se abre,  
y una esfera cae, alguien perece
para continuar su viaje,
o se desvanece su fulgor.

También se sabe, 
que el tiempo es 
un tesoro, que no 
se puede desaprovechar.  

Porque lo importante  
no es esquivar lo inevitable, 
sino abrazar la vida
con intensidad...

mientras el bombo gira sin parar. 

Por eso, quien comprende 
lo anterior,  
la danza del azar  
y conoce su sombra:  

Vive cada instante  
como un regalo,  
con gratitud y serenidad.  

Exprimiendo su tiempo,  
como quien extrae el zumo  
de una naranja, cada día igual de único,  
importante y especial.  

Porque sabe que el bombo  
nunca descansa,  
que partir sin entender  
es el destino compartido.


Y que un día cualquiera, por eso, del unos llegan, otros van,  
girando en el juego del azar, en un flujo perpetuo,  
preciso e inmutable:

El premio de la lotería,
tarde o temprano,
te habrá de alcanzar.
Jesus Sep 22
En el ciclo de la vida,
que sigue su propio curso,
en un vaivén eterno,
por tiempos remotos.

Como la lluvia que cae en verano,
cuyo propósito no hace falta
comprender, pero forma parte
del juego al que todos jugamos...

un misterio inalcanzable que
nos envuelve sin aviso.

Donde unos vienen, otros
van, y así sucesivamente
generación tras generación...

sin saber de qué va
en toda su profundidad.

Sobrevivir a todas las tormentas, montañas rusas,
bajadas rocosas, desafíos
y obstáculos...

hacen del vivir un
auténtico arte,
¿o no?

Cada lucha ganada,
se inscribe en lo más
profundo de uno
mismo...

¡una talla más
al aprendizaje!

Abrazando cada aliento,
cada día, cada paso,
cada avance.

Mejo espierto, consciente
y en evolución constante.

En este juego al que todos
jugamos,
tal y como somos,
por tiempo limitado.

Un auténtico privilegio,
por la posibilidad
de más profundidad y más
avance.

Mientras la danza infinita
del universo,
lleno de incógnitas,
preguntas y respuestas,
imposibles de resolver.

Sigue su propio flujo,
una chispa se apaga y
otra que nace...

en transformación y avance.


Cada día que pasa,
se convierte en oportunidad , para seguir adelante , y solo  si se es capaz...

¡para otra talla más al aprendizaje!
Jesus Sep 22
Mientras los días van pasando
como volando, viviendo cada momento
como único, y por ello,
agradecido y afortunado.


Se vive plenamente consciente
de ser parte activa y presente,
de una eternidad inexplicable...

una danza de energía en
plena acción.


Si toda forma de vida,
planeta, estrella, galaxia,
vasto universo y más allá,
se encuentra entrelazado en
una danza de interacción,
entonces...

nada existe por sí mismo,
como cualquier estrella:


Cuyo fulgor depende de la
fusión de sus propias partes.


Esta interacción parece ser
la regla, el motor que da vida
al cosmos, la causa, razón
y motivo, que mantiene todo
en movimiento:

El corazón
del universo.

Lo vivo ahora, en cada célula
de mi cuerpo, mientras escribo
este texto.
En plena acción,
flujo constante y movimiento.

De no ser así. No estaría aquí.
Ya me habría mudado,
más allá de mi propia muerte.


Es probable
que esta danza en movimiento
continúe, no solo en este
eterno presente tangible,
sino también,
en otros tiempos y espacios...

en universos no imaginados,
y si esto es así:

La nada no tiene cabida,
no existe.
Tal vez la muerte,
sea el paso hacia algo más
profundo e inexplicable,
dentro de la propia danza del universo.


El más allá, entonces no solo
es posible, es inevitable,
y sin embargo,
absolutamente desconocido.

Por lo tanto, si lo único
que existe, tal y como percibimos
el tiempo, es el presente...

¿qué otra cosa es, sino el
mismo futuro, tejiendo y
deshaciendo el pasado una
y otra vez?


¿Será posible estar despierto
en cuerpo, mente y alma,
plenamente en él?

Tal vez ahí resida la clave:
la conciencia plena...

unida al universo al que
pertenecemos, como
una estrella en plena acción.


Y así, mientras los días
vuelan, entre letras,
deporte, alimentación y
descanso, me entrego al presente,
viviéndolo como único:

Agradecido por todo lo anterior.
Jesus 3d
Desde cada célula a cada
átomo, la sangre fluye
continuamente,
siendo impulsada por
una interacción universal.

Donde cada ser vivo necesita
de otro para subsistir,
tanto en la Tierra como
en el vasto universo...

donde ningún planeta o estrella
se sostiene por sí mismo.

La vida en
todas sus formas, es un
entramado de interacciones.
La energía que hace posible
la misma... forma parte de una
realidad universal.

Un organismo en constante
conexión, que actúa como motor
y eje principal de una totalidad,
que se manifiesta en
diferentes formas de vida:

la animal, la vegetal, la bacterias,
los hongos y los microorganismos.


Planetas, estrellas,
galaxias, universo y más allá.

La conexión universal no solo
es un proceso, sino un
realidad que otorga origen...

sustancia y movimiento
a todo lo que existe.

Todo es interdependiente;
esto incluye el movimiento
de las células y átomos,
el flujo de la sangre de
cualquier ser vivo...

la savia de las plantas y hasta
la danza de las galaxias.

Este vínculo que mantiene
esa totalidad sin descifrar
en movimiento y evolución...

permite que cada
parte exista y se relacione
con las demás.

Y define la existencia humana
y la de cualquier otro ser vivo;
es una relación constante con el
lugar, espacio, tiempo
y entorno al que pertenece.

Y transciende toda
creencia, sea religiosa,
espiritual o mística.

Yendo  más allá de cualquier
teoría física, matemática
o cualquier otra ciencia
pues es imposible de descifrar:

¡La interacción del todo!


¿ Habrá algo que haga
posible esa interacción universal,
que actúe como impulsora
de ella, sea su motor y
eje principal?

Dicho todo lo anterior,
más allá del yo, del estatus social
y del rol, solo soy energía
en cuerpo humano con
capacidad de pensamiento,
en relación con un todo
universal.



Una entidad en su propia
proceso de evolución
y transformación, impulsada
por una fuerza indescifrable,
donde todo interacciona con
el universo al que pertenece.


Como la interconexión de
sistemas ecológicos y climáticos
en la Tierra, y las cuatro fuerzas
fundamentales que rigen el
cosmos, cuyo motor principal
de su existencia, no es otra
que la interacción universal.


" Hay muchas formas de entender
la existencia, aunque no
todas se plantean de la
misma forma,
como hay muchos recipientes
para albergar vida,
pero todos se han de
llenar con agua:

Energía e interacción,
qué hace posible que todo
sea lo que es,
incluidos tú y yo."

— The End —