Submit your work, meet writers and drop the ads. Become a member
Este domingo triste pienso en ti dulcemente
y mi vieja mentira de olvido, ya no miente.

La soledad, a veces, es peor castigo...
Pero, ¡qué alegre todo, si estuvieras conmigo!

Entonces no querría mirar las nubes grises,
formando extraños mapas de imposibles países;
y el monótono ruido del agua no sería
el motivo secreto de mi melancolía.

Este domingo triste nace de algo que es mío,
que quizás es tu ausencia y quizás es mi hastío,
mientras corren las aguas por la calle en declive
y el corazón se muere de un ensueño que vive.

La tarde pide un poco de sol, como un mendigo,
y acaso hubiera sol si estuvieras conmigo;
y tendría la tarde, fragantemente muda,
el ingenuo impudor de una niña desnuda.

Si estuvieras conmigo, amor que no volviste,
¡qué alegre me sería este domingo triste!
Nat G Asúnsolo Jul 2013
Deberías de estar aquí a mi lado, bailando al mismo ritmo de la música; moviendo tu cuerpo de la misma manera que el mío, con nuestros brazos en el aire y nuestras manos entrelazadas.
Deberías de distinguirte, vestimenta llamativa y con estilo especial, tez clara cubriendo tu delgado pero al mismo tiempo ejercitado cuerpo, tu cabello  quebrado color ***** que lleba una cachucha plana decorándolo por encima; tus ojos azules con tus largas y pobladas pestañas cruzándose con los mios y tus labios, naturalmente rojos, esperando tocar mis labios.
¿Porqué no te encuentro? Si ambos procurámos estar en la parte delantera en cada comcierto, aquí estoy y no te veo.
¿Porqué no encuentro tu encantadora sonrisa que adorna tu forma peculiar de reír? Si estuvieras a mi lado la vería más seguido.
Debería de localizarte al momento de ver al hombre que está más emocionado y metído en la música del rave.
Las luces neon no iluminan mucho tu rostro, pero sí lo suficiente para darte un beso. Quizá así no te encuentre.
¿Dónde estás? ¡No te veo! ¡No te encuentro! Y es que aún no te conozco.
He ido marcando con cruces de fuego
el atlas blanco de tu cuerpo.
Mi boca era una araña que cruzaba escondiéndose.
En ti, detrás de ti, temerosa, sedienta.

Historias que contarte a la orilla del crepúsculo,
muñeca triste y dulce, para que no estuvieras triste.
Un cisne, un árbol, algo lejano y alegre.
El tiempo de las uvas, el tiempo maduro y frutal.

Yo que viví en un puerto desde donde te amaba.
La soledad cruzada de sueño y de silencio.
Acorralado entre el mar y la tristeza.
Callado, delirante, entre dos gondoleros inmóviles.

Entre los labios y la voz, algo se va muriendo.
Algo con alas de pájaro, algo de angustia y de olvido.
Así como las redes no retienen el agua.
Muñeca mía, apenas quedan gotas temblando.
Sin embargo, algo canta entre estas palabras fugaces.
Algo canta, algo sube hasta mi ávida boca.
Oh poder celebrarte con todas las palabras de alegría.
Cantar, arder, huir, como un campanario en las manos de un loco.
Triste ternura mía, qué te haces de repente?
Cuando he llegado al vértice más atrevido y frío
mi corazón se cierra como una flor nocturna.
Adrián Poveda Apr 2014
Caigo como las hojas,
en esta idea que no es mía,
es mas de la vida que de mí,
el sentarme en este lugar
en otra de esas tardes
en las que el sol brilla, y en la que no estás,
quisiera que estuvieras aquí,
para ser el viento en tu voz, tus mejillas,
tu boca, y en el perfume de tu cuello,
que estés aquí, para ver el sol rebotar en tu cabello,
para ver como tú lo iluminas a él,
Sin embargo estoy aquí solo,
cayendo en la idea, de no dejarte ir sin que te quedes.
Copyright © 2014 Adrián Poveda All Rights Reserved
Fa Be O Jan 2013
El álbum que nunca quise escuchar
sin que estuvieras tu ahí
ahora se repite mil veces
en esta soledad…
disonante su tambor,
su guitarra en pena,
y una voz haciendo el amor,
y mi piel busca la tuya.
3/29/12
Celoso estoy, celoso. Para el campo te has ido,
y solo estoy ahora, muy solo, y aburrido.
Sé que parientes tuyos te están acompañando,
¡Y cuán desagradables siempre me han parecido!
Mas me siento celoso, muy celoso, pensando
Que te encuentras muy lejos, precisamente cuando
La primavera, hermosa como nunca, ha venido.

Todo este azul -conozco cómo son las mujeres-
Te obligará -lo niegas-? a olvidar que me quieres,
Y yo aquí, mientras tanto, pienso en ti cada instante,
Y nervioso, sin calma,
A todas horas siento como deshecha el alma,
Que solloza de tedio, pero en su amor, constante;
Y como por ti sólo mi corazón alienta,
Ve tu adorada imagen siempre de mí delante...
¡Mientras que tú en el campo vivirás muy contenta!
Y yo, siempre celoso...

Aquí en París el tiempo muy suave está y hermoso
y adorable. Y rabiando, viéndome solo, vivo:
y estas líneas te escribo,
A ti, que ves tus días sin afán ni congojas
Allá donde hay rumores de fuentes y de hojas.
Llevarás gran sombrero de paja, con glicinas,
Que pondrá en tus mejillas, el sol trasparentando,

Vivos ruedos cambiantes en horas matutinas;
y mientras pasa el tiempo más me irás olvidando,
y mientras más me olvidas... ¡yo más en ti pensando!

Bella estarás, dichosa.
¡Cómo la primavera verás en torno hermosa!
Yo de cólera lloro...
Todo un mes ha llovido;
Y de mí te alejaron cuando más necesaria
me eras tú, cual consuelo de mi ánimo abatido
En la vida que llevo... ¡vida tan solitaria!
Jamás te había amado como en este momento;
¡y cómo me exaspera
este aire suave y tibio, soplo de primavera,
Que con vagos aromas va entrando a mi aposento!
¿Te dije que te amaba?..
ya amor por ti no siento,
y como sufro mucho, sábelo bien, quisiera
que esta amargura mía tu corazón sufriera.
Comprendo que mal hago, que esto es mal pensamiento,
pero, dime, ¿qué quieres en mi vida de llanto,
si tanta falta me haces... y si te quiero tanto?...
Quisiera que me echaras
de menos, hasta el punto que este abril detestaras,
y hasta quisiera, en medio de mis penas sombrías
y mi horrible tristeza,
Que en estos solitarios e interminables días
Te estuvieras quejando de dolor de cabeza.
Emmanuel Sep 5
Es otra de esas noches, me despierto con tu aroma, como si estuvieras durmiendo conmigo, pero no hallo tu suave piel, el frío penetra cada parte de mí hasta llenarme de escalofríos, solo veo la luz de la luna, pero no veo tu tez blanca reflejada en ella, me invade una sensación de melancolía por no encontrarte, ¿dónde estás?

Es otra de esas noches, el silencio de la madrugada resuena en mi habitación, solo te busco a ti, despertar sin tenerte a mi lado para que me consueles es tan destructivo, no puedo evitar soltar una lágrima al pensar en ti, tu cálido tacto ya me habría regresado a mi sueño.

Es otra de esas noches, pero no estás, no puedo respirar sin ti, mi corazón está estallando de dolor, aunque te tenga, no te tengo cerca de mí, solo espero que en otra de esas noches, despierte con tu caricia en mi mon vie.
Me es imposible no pensar en esos ojos que me han enamorado con su solo brillo.
Liliana Lopez Jun 2017
If you had lived, would the sun rise any different?
Or would the stars gleam any more, any less?
If you had lived, would the winds cease to blow, to cry?
No.
But if you had lived, I would rise, I'd be your blinding star,
A whirlwind to upheave and change the world!
If you had lived.
Not a dead promise of a daughter
A sliver of what you were.
Papá, si aún vivías, ¿estuvieras orgulloso de mi?
Apocrypha Apr 2019
March 31st

Pensé en ti por primera vez en semanas el día de hoy,
No me había dado cuenta que no habías estado en mi mente,
Creo que me estaba acostumbrando a tu ausencia,
Pero el día de hoy pensé en ti

Estaba desayunando, era una mañana mas
Y me encontré mirando a alguien que llamaba mi atención entre toda la gente ahí,
No era consciente del porque
Pero por alguna razón te miraba

Después me inundaron los recuerdos,
Y supe que de todas las caras en ese lugar eras la mas familiar
Por que eras tu
Y en ese momento pensé en ti
Y recordé lo que perdí

Te extrañé en ese momento
Deseé que por un instante dejáramos todo de lado
Y estuvieras ahí conmigo por un minuto

Lo éramos todo, no necesitábamos a nadie
Por que no teníamos a nadie
Éramos fuertes juntos
Por que nadie mas estaba ahí para nosotros

Rey y Reina,
Nadie podía tomar nuestra corona
Tocamos el cielo
Mientras nos intentaban arrastrar al infierno
Pero lo logramos

Eso fue hace un año,
Ahora todo ha cambiado
Duele el pensar en el pasado
Lo que fue
Lo que fuimos
Lo que importaste
Lo que ahora no es

Hoy,
Pensé en ti por primera vez en semanas,
No me había dado cuenta que no habías estado en mi mente,
Y solo se una cosa,
Aun dueles como desde ese primer día.
M Apr 25
Son las 4:44 de la mañana
y otra vez
me encuentro deseando
que estuvieras aquí conmigo.

El silencio duele,
las cobijas no abrigan igual,
y aunque trato de olvidar,
mi corazón aún te llama.
Para AA.
Anahí Ake Apr 4
Sola sin sensación alguna
Dolor con nudos como laguna,
Canciones sin decisiones certeras,
Sufrimiento como de las carreteras.

Llegaste en el momento indicado,              
Y me tomaste de la mano sin comando,
El cansancio era pesado,
Que decidiste cargarlo sin pecado.

Las flores son hermosas,
Como las pláticas silenciosas,
Solo tú y yo recordaremos esto,
Con sensación hacia el momento.

Fue una historia incontable,
Con un amor invalorable,
Durante el tiempo sin contexto,
Arruinó nuestro texto.

Recuerdos de lo nuestro
Son como cuentos de muertos,
Tristes y felices con el telón *****,
Miro hacia arriba y te encuentro
En ese lugar sin remedio
Que está en el cielo.

En las noches frías
Cae una lluvia de recuerdos,
Que invaden mis ojos,
Con dulces de espinas
Para estar en este desierto.

Dos personajes hermosas,
Que mueren por tú esplendor
Con poco realce
Sin alcance.

Esa doncella sin talle,
Te hizo llorar en la calle,
Por nimiedades,
De flores sin detalles.

Al final la doncella no visitó
Lo causado que te hizo hacer,
Dónde tu físico,
Era igual al su anterior playero.

Llorar y luego olvidar
Fue lo que hizo tu doncella sin vida,
Pero a la chica que lloró con primor,
Se estancó como agua sin rencor.

Si la carta fuera contestada,
Aún estuvieras a mi lado,
Sin flores de amarillo,
Sin discusiones de rumores.

¡Oh! Pasado lujurioso,
Deja esa esperanza,
Él no está a mi lado,
Pero ese candado,
Me está matando.
Un pequeño poema para saciar los recuerdos...
Tamara Toska Aug 3
Te elegí.
Y no fue casual.
Ni por falta.
Ni por costumbre.
Fue porque eras tú.
Y nadie más.

Te elegí cuando caminabas como un potro salvaje,
ágil, veloz, como si volaras por el mundo sin darte cuenta,
con esa fuerza desbordada que no pedía permiso
y que a mí me dejaba sin palabras.
Te miraba moverte y no sabía si quería alcanzarte…
o simplemente contemplarte.

Y también te elegí cuando el tiempo te volvió más hombre,
más contenido, más claro.
Cuando ya no corrías como antes,
pero brillabas distinto.
Te volviste un sol maduro:
menos impulso, más sentido.
Luz que no arde, pero acompaña.
Eras presencia serena,
conciencia que ya entendía de deberes y pausas,
y aún así, seguías siendo tú.
Más sabio. Más completo.

Te elegí también por tu aroma,
masculino, profundo, como a sándalo.
Ese olor que no se olvida,
que parecía nacer de tu piel,
y que a mí me daban ganas de respirar más de cerca,
como si al abrazarte pudiera empaparme de ti,
llenarme de eso que eras…
y quedarme así un instante más.

Estar contigo era sentir que lo ordinario podía ser maravilloso.
Las cosas simples —una conversación tranquila, verte trabajar,
un momento en silencio, el cruce de una mirada—
tenían un brillo distinto si tú estabas cerca.
Había una paz suave, una alegría callada,
como si el mundo se hiciera más habitable solo porque tú lo habitabas también.

Incluso un almuerzo preparado por ti —con esos sabores sencillos,
con tus manos midiendo sin reglas pero con cariño—
tenía algo especial.
Era alimento, pero también era gesto, era casa.
Y yo me quedaba ahí,
queriendo quedarme más.

Te elegí porque me hacías reír, pensar, dudar, aprender.
Porque podíamos hablar de lo importante…
y aunque no siempre fuera fácil,
buscabas entender.

Y a veces, ni siquiera hacía falta que estuvieras cerca.
Con solo verte un instante,
escuchar una palabra de tu voz,
o recibir un simple mensaje tuyo…
todo cambiaba.

Los problemas se deshacían sin explicación.
El mundo se teñía de rosa,
y el día, por gris que fuera, se volvía más claro,
como si tu presencia —aunque lejana—
pudiera encender la luz de todo.

Te elegí también por lo que me inspirabas sin saberlo.
Había momentos en los que te ponías nervioso,
cuando algo no salía como esperabas
y una sombra de vergüenza pasaba por tu rostro.
Pero a mí, eso no me alejaba…
me desbordaba de ternura.

Quería abrazarte, cubrirte con calma,
decirte sin palabras que estabas bien,
que yo te quería así, con todo.
Y a veces, esa ternura —tan limpia, tan honda—
se transformaba sin aviso.

Como llama que crece desde una brasa pequeña,
mi cuerpo también respondía.
No era solo ternura. Era deseo que sabía esperar.
Un querer acercarme no solo al alma…
sino también a tu piel.

Mi deseo por ti era completo y secreto.
Vivía en mi piel, en mi respiración,
en el impulso de abrazarte más tiempo del que se permite.

En la forma en que imaginaba quedarme contigo,
recostada en tu pecho,
mientras tus manos me acariciaban
como si supieran exactamente dónde nacía la emoción.

Haciéndome sentir tanto,
que dolía un poco…
como duelen las cosas hermosas
cuando son demasiado verdaderas.

Te deseé en silencio,
con ternura y con fuerza.
Quise desnudarte el alma…
y también el cuerpo.

Quise abrazarte sin prudencia,
besar tus dudas,
deshacer tu calma.
Te amaba también así.

Desde lo físico.
Desde lo más humano.
Desde donde el amor también arde.
Te elegí porque, sin querer, me inspirabas a ser mejor.

Porque eras tú:
sencillo y complejo,
fuerte y sensible.

Con una voz que, cuando hablaba con verdad,
aún podía enamorarme.

Te elegí por la forma en que mirabas,
por los puentes que sabías crear con tus palabras,
por el juego honesto de conocerse.
Por cómo cuidabas lo que no sabías decir.

Y sí…
Te elegí entonces,
y si pudiera elegir otra vez,
volvería a hacerlo.

No porque te idealice.
No porque no haya otro camino.

Sino porque aún hoy,
con todo lo que sé,
con todo lo vivido,
con todo lo que ya no es…
Sigues siendo tú.

— The End —