Yo tengo una carta que viene y va,
una carta que es solo tuya.
Sinceramente,
mis ojos son los únicos que te saben mirar
mientras que los tuyos
vienen y van.
Yo tengo un querer que se escapa por ahí,
un querer que es sólo para ti.
Entonces, enciende con tu fósforo,
yo esperaré dentro de la casa,
entra cuando se presenten mis brasas,
que ahora te manchan,
te ensucian,
te abrazan.
Sopla ahora, llévame volando;
has que me quede,
déjame en tus bolsillos;
déjame en tus redes,
hazme dormir en tus brazos
como manchas de un pasado blando.
Odia tener que limpiarme,
siendo yo el que te detenga.
Recórreme con tus dedos para quitarme,
recórreme con tu plumero para purificarme.