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Sputnik Andrade Dec 2012
A veces me es inevitable.

A veces, a veces, siento que algo ***** y viscoso me sale por los ojos y por la frente. Y entonces el mundo se vuelve gris e inútil y la luz del sol no podría ser más molesta.

No sé como llamarlo.

“El tedio de la vida diaria”

“Rencor hacia los lugares comunes”

“La vulgaridad de la existencia”

Cuando sucede, podría yo, quemar la ciudad entera. ¿Qué cosa más deliciosa bajo el cielo que una ciudad en llamas, qué la histeria, qué el calor que deshace la carne?

Podría yo, mezclar todos los venenos del mundo y beberlos o

robar un autobús y viajar hasta Alaska

para tomar agua de un río muy frío

para sumergirme en un río muy muy frío

para desintegrarme en un río terriblemente frío.

Podría hacer yo tal cantidad de cosas.

Pero ese ente oscuro me clava en la tierra. Y me susurra en el oído: Así será por siempre.

Y así será por siempre.

Y esa verdad, terrible y más certera que nunca, me obliga, me obliga a prenderle fuego al mundo. Tu mundo. A cualquier mundo.
Quiero soltarme de tu ausencia
que vuelva todo lo bueno que había en mí
traído por sus cálidos latidos
(Quiero dejar de escuchar mis latidos)

Quiero enterrarme y desintegrarme en naturaleza
para verte una última vez
para llorar de felicidad y no de añorarte
(Quiero morir abrazado tuyo)

— The End —