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Natalia Rivera Sep 2015
Como el viento sopla las hojas
Como los peces sueñan el mar.
Así me compongo yo.
Me muevo con la lluvia de risas
Me muevo con la brisa que canta.
Así me desplazo yo.
Hecha del tambor de mis tierras
Hecha de la bomba y la plena
Así me formo yo.
Vivo por la poesía en prosa
Vivo por tu mirada embriagadora
Así vivo yo.
Curveada y pequeña
Blanca como la arena.
Así era yo.
Décadas han pasado
Amores, vino y mil pecados.
Aún sigo siendo yo
Vamos, Margot, repíteme esa historia
Que estabas refiriéndole a María,
Ya vi que te la sabes de memoria
Y debes enseñármela, hija mía.

-La sé porque yo misma la compuse.
-¿Y así no me la dices? Anda, ingrata.
-¡Tengo compuestas diez! -¡Cómo! repuse,
¿Te has vuelto a los seis años literata?

-¡No, literata no! pero hago cuentos...
-No temas que tal gusto te reproche.
-Al ver a mis hermanos tan contentos
Yo les compongo un cuento en cada noche.

-¿Y cómo dice el que contando estabas?
-Es muy triste, papá, ¿qué no lo oíste?
-Sólo oí que lloraban y llorabas.
-¡Ah! sí, todos lloramos; ¡es muy triste!

Imagínate un niño abandonado
De grandes ojos de viveza llenos,
Rubio, risueño, gordo y colorado
-Como mi hermano Juan, ni más ni menos.

Figúrate una noche larga y fría,
De muda soledad, sin luz alguna,
Y ese niño muriendo, en agonía,
Encima de la acera, no en la cuna.

-¿En las heladas lozas? -Sí, en la acera.
Es decir, en la calle... ¡Qué amargura!
-Hubo alguien que pasando lo creyera
Un olvidado cesto de basura.

Yo pasaba, lo vi, bajé mis brazos
Queriendo darle maternal abrigo
Y envuelto en un pañal hecho pedazos
Lo alcé a mi pecho y lo llevé conmigo.

Lloraba tanto y tanto el angelito
Que ya estaban sus párpados muy rojos...
Y a cada nueva queja, a cada grito
El alma me sacaba por los ojos.

Me lo llevé a mi cama: entre plumones
Lo hice dormir caliente y sosegado...
¡Cómo hubo en este mundo corazones
capaces de dejarlo abandonado!

¡Ay! yo sé por mi libro de lectura
Que estudio en mis mayores regocijos,
Que ni los tigres en la selva oscura
Dejan abandonados a sus hijos.

¡Pobrecito! yo sé su mal profundo,
Le curo como madre toda pena;
Parece que este niño en este mundo
No es hijo de mujer sino de hiena.

De mi colchón en el caliente hueco
Duerme para que en lágrimas no estalle;
Y llorando Margot, mostró el muñeco
Que en cierta noche se encontró en la calle.
Joa Perg Sep 16
ahora soy santo de nada,
ya lo fui de persona añorada
que perdí en canto compartido
intentando acomodar vacíos dentro

soy llanto, droga y espada
si no estoy mal, danzo alcoholes y yerbas malas
o me doblo hasta filo clavarme en la espalda
hasta sangrar el pésame del olvidarte

si compongo esto es para que quede un ad. honorem
de un falso yo que dice que está todo bien
de una figura que produce sobre su tumba que las flores broten
solo para que vengas vos y de las tuyas coloques

quítalas todas, has que se marchiten
púdreme lo que soy y completa lo que en mí no existe:
tus palabras desesperadas de romance,
que vengo esperando cada que cruzo miles bares.

— The End —