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Leydis Oct 2018
La sonrisa que llueve en mi alma,
así eres tú, alegrando mis días
y llenándolos de esperanza,
(Así eres tu).

Como el primor del cielo
forrándome en nubes
que transitan mi cuerpo,
algo así eres tú.

Como ladrillos que componen
mi apasionada fábrica, así eres tú,
brasero en mis días más fríos,
manantial refrescante de ilusión
en mis temporadas de calor,
así eres tú.

Semilla que germina de mi tierra,
Como agua, bautizando mi cosecha,
aceite que embalsama mi piel reseca
(así eres tú).

Como arena que se acuesta
con la última ola, así eres tú,
la paciente y dulce cuesta
del sol en mi panorama, así eres tú.  

Salmo que edifica mi espíritu,
ensalmando mis días de tristeza
y conjurándolos con tus bellas
e inolvidables caricias
Así eres tú.

¡Mi hombre perfectamente imperfecto!
Loma de mis anhelos,
vigor de mi boca refresca.
La calma cuando pienso en ti
en mi vieja mecedora.

Estar entre tus brazos es mi mejor sombra,
besarnos y abrazarnos sin descanso
debajo de aquel árbol de magnolia,
vestigios de amor en el suelo dejamos
cual árbol su bella flor nos va adornando.



Así eres tú, como un poema de Neruda,
que me conmueve y me transporta a la luna.
Como un verso que encontró su mejor metáfora,
Como la energía que logra traspasar las barreras físicas.

Así eres tú, mi rayo de sol en un día nublado.
Suspiro que alienta mi cuerpo y mi morada,
Aquella canción que de niña escuchaba,
ya soñando contigo y algún día cantártela.

Y si, ¡bendito Dios, que eres tú!

LeydisProse
10/18/2018
https://m.facebook.com/LeydisProse//
Los surtidores pulverizan
una lasitud
que apenas nos deja meditar
con los poros, el cerebelo y la nariz.

¡Estanques de absintio
en los que se remojan
los encajes de piedra de los arcos!

¡Alcobas en las que adquiere la luz
la dulzura y la voluptuosidad
que adquiere la luz
en una boca entreabierta de mujer!

Con una locuacidad de Celestina,
los guías
conducen a las mujeres al harén,
para que se ruboricen escuchando
lo que las fuentes les cuentan al pasar,
y para que, asomadas al Albaicín,
se enfermen de "saudades"
al oír la muzárabe canción,
que todavía la ciudad
sigue tocando con sordina.

Cuellos y ademanes de mamboretá,
las inglesas componen sus paletas
con el gris de sus pupilas londinenses
y la desesperación encarnada de ser vírgenes,
y como si se miraran al espejo,
reproducen,
con exaltaciones de tarjeta postal,
las estancias llenas de una nostalgia de cojines
y de sombras violáceas, como ojeras.

En el mirador de Lindaraja,
los visitantes se estremecen al comprobar
que las columnas
tienen la blancura y el grosor
de los brazos de la favorita,
y en el departamento de los baños
se suenan la nariz
con el intento de catar
ese olor a carne de odalisca,
carne que tiene una consistencia y un sabor
de pastilla de goma.

¡Persianas patinadas
por todos los ojos
que han mirado al través!

¡Paredes que bajo sus camisas de puntilla
tienen treinta y siete grados a la sombra!

Decididamente,
cada vez que salimos
del Alhambra
es como si volviéramos
de una cita de amor.
Como la mano pura que graba en las paredes
mensajes obsesivos de amor,
sueños cifrados,
                          así
la trayectoria cruel de este cuchillo
me está marcando el alma.

Mas su caligrafía no es oscura
ni inocente:
                  bien claro deletrea
la obscenidad del tiempo, sus siniestros
designios.
                ¡Qué desgracia!
                                          Ahora,
cuando salga a la calle,
cualquiera
podrá ver en mi rostro
-lo mismo que en las piedras profanadas
de un viejo templo en ruinas-
los nombres, los deseos, las fechas que componen
-abandonado todo a la intemperie-
el confuso perfil de un sueño roto,
el símbolo roído de una yerta esperanza.
Joa Perg Sep 16
2
no pido perdón a dios,
pido perdón a borges,
por mi puta carta vista
inferior a lo que vives (que es oro)

pido perdón a vos,
pido perdón a todo,
por sacrificarme a deidades
mientras lloras fuego en tu podio

lloran santos,
lloran pactos
aún no sé a donde voy
espero a que choque el auto

arde en mi espalda el peso,
arde leve en tu ego,
quiero darme cuenta
que por lo menos todo valió un peso

lo que di por vos,
en deformado pasado,
mis dedos componen drogas
que me obligan a olvidarlo

TODO.
Escribe porque
la vida lo escribe y cree
que escribe sobre
lo que ella no sabe: el otoño
maestro de la espera,
el dolor de haber sentido dolor,
el pájaro que vuela
en la hora presente para
convertirla en pasado.
Las imágenes componen el mundo
y el sol que dora la ciudad
parece harina caliente
haciendo pan en mi cuarto.
Ser uno es no tener nada.
Cae el ocaso sobre
la palabra que flota en lo visible
como una luna.

— The End —