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De vuelta de una gloria inexistente,
después de haber avanzado un paso hacia ella,
retrocedo a velocidad indecible,
alegre casi como quien dobla la esquina de la
calle donde hay una reyerta,
llorando avergonzado como el adolescente
hijo de viuda sexagenaria y pobre
expulsado de la escuela vespertina en la que era becario.
Estoy aquí,
donde yo siempre estuve,
donde apenas hay sitio para mantenerse erguido.

La soledad es un farol certeramente apedreado:
sobre ella me apoyo.

La esperanza es el quicio de una puerta
de la casa que fue desarraigada
de sus cimientos por los huracanes:
quicio-resquicio por donde entro y salgo
cuando paso del nunca (me quisiste) al todavía (te odio),
del tampoco (me escuchas) al también (yo me callo),
del todo (me hace daño) al nada (me lastima).

No importa, sin embargo.

Los aviones de propulsión a chorro salvan rápidamente
la distancia que separa Tokio de Copenhague,
pero con más rapidez todavía
me desplazo yo a un punto situado a diez centímetros
de mí mismo,
de prisa,
muy de prisa,
en un abrir y cerrar de ojos,
en sólo una diezmilésima de segundo,
lo cual supone una velocidad media de setenta kilómetros a la hora,
que me permite,
si mis cálculos son correctos,
estar en este instante aquí,
después mucho más lejos,
mañana en un lugar sito a casi mil millas,
dentro de una semana en cualquier parte
de la esfera terrestre,
por alejada que os parezca ahora.
Consciente de esa circunstancia,
en muchas ocasiones emprendo largos viajes;
pero apenas me desplazo unos milímetros
hacia los destinos más remotos,
la nostalgia me muerde las entrañas,
y regreso a mi posición primera
alegre y triste a un tiempo
-como dije al principio:
alegre,
porque sé que tú eres mi patria,
amor mío;
y triste,
porque toda patria, para los que la amamos,
-de acuerdo con mi personal experiencia de la patria-
tiene también bastante de presidio.

Así,
en ti me quedo,
paseo largamente tus piernas y tus brazos,
asciendo hasta tu boca, me asomo
al borde de tus ojos,
doy la vuelta a tu cuello,
desciendo por tu espalda,
cambio de ruta para recorrer tus caderas,
vuelvo a empezar de nuevo,
descansando en tu costado,
miro pasar las nubes sobre tus labios rojos,
digo adiós a los pájaros que cruzan por tu frente,
y si cierras los ojos cierro también los míos,
y me duermo a tu sombra como si siempre fuera
verano,
amor,
pensando vagamente
en el mundo inquietante
que se extiende -imposible- detrás de tu sonrisa.
El barco llegó como un caballo volador, en un momento inexacto
Nuestro hermano marinero, del Panteón de los Poetas, estaba a bordo
Jean Pierre Basilic Dantor Frankétienne D’Argent
Quién escribió, apresuradamente, el último acto
Pasó milagrosamente a estar en el puerto
Subió y se fue sin hablar, sin dinero
Sin sus obras maestras, sin una casita
Así es la vida, nos vamos en cualquier época del año.

Kalfou te kindeng miwo, miba ye.

Frankétienne no se ha ido
Está en algún lugar, en Ravine-Sèche, Haití, en las calles
Su inspiración está en el show de ‘Le Point’
No tenemos más remedio que cuidarnos
De su memoria, su invención y su imaginación
Frankétienne fue un genio Haitiano, poeta, dramaturgo y espiralista
Ministro de cultura, creador de palabras, cantante, pintor y artista
Su nombre era una frase muy, muy larga
Y sus palabras hicieron reír a la gente hasta el éxtasis.

Kalfou te kindeng miwo, miba ye.

Mientras vivió, no había conseguido su casita
Fue un genio legendario que desafió la imaginación
Los dictadores, lo ordinario, lo inusual y lo abstracto
Convirtiéndose en un mapou, un baobab. Wendell diría
¡Qué potomitan! ¡Qué catedral! ¡Qué ciudadela!
Parafraseando al hijo del director de McDonald's
"Si te caes, aprende a montar rápidamente
Tu caída, deja que tu caída se convierta en un caballo, tu caballo
Para continuar el viaje", la excursión.

Kalfou te kindeng miwo, miba ye.

"Cada minuto cuenta después de los cincuenta"
Una vez dijo Frankétienne, ya que puedes marcharte
En cualquier momento, en cualquiera instancia
'Galaxy plomb gaillé', no muy lejos del nadir
Un rastro invisible en la cabeza como Valentino o Tino Rossi
Frankétienne ya no está, el artista se ha ido
Sigue siendo más que nunca un Ser nuevo
El gigante, el escritor, el actor, el creador de palabras
Está vestido con tirantes como un gran ***** blanco
No como un monstruo del Dr. Frankenstein. Como un mafioso
Como un ladrón, el barco era como un caballo volador. Es la muerte
Que nos amenaza como si estuviéramos equivocados
Lloramos, lloramos ahora como una madre de luto
Para este octogenario avanzado, para este príncipe de la luz.

Kalfou te kindeng miwo, miba ye.

P.D. Un homenaje a Frankétienne y su familia, a Wendell Théodore
Y compañía, a Radio Métropole y a todos los buenos Haitianos.
¡Mi más sentido pésame a todos! ¡Sit ei terra levis!
Esta es una traducción de:
‘Le Navire Est Venu À Cheval Ou Hommage Au Fameux Poète Frankétienne’
‘The Ship Came Like A Flying Horse or Homage to the Famous Poet Frankétienne’

Copyright © febrero de 2025, Hébert Logerie, Todos los derechos reservados.
Hébert Logerie es autor de varias colecciones de poemas.
Jesus 1d
¿ Y si no estoy vivo,
y solo soy parte de un juego,
al que juega un niño alienígena de
una civilización superior?.


Siendo él desde el otro lado,
el que va incitando mi presente,
y todo lo que hago y hay
a mi alrededor no existe.


¿ Y solo soy un conejillo
de indias, que tiene establecidas y predeterminadas,
todas sus funciones, estatus social,
cosas que hacer
y también su rol?.


Mientras el niño desde el
otro lado , va dándole a
las teclas del juego, desde
un lugar imposible
de saber, de esa civilización superior:


Desde el mismo día de mi
nacimiento, hasta el aquí
y el ahora de hoy.


¿ Y si me acabo de dar cuenta
de esto ahora mismo,
y en realidad no soy yo ?.


Si esto es así,
he sido capaz de salir del juego
despertando a él.

Hacia una nueva ruta y parte
del engranaje,
creada por mí mismo
y no por el ordenador.


Por lo que el niño alienígena
que juega conmigo,
de esa civilización superior.


Y el mismo creador del juego,
en el que participo yo.

¡ Qué no es otro que el propio
niño ya mayor!, desde otro tiempo
más avanzado y en otra dimensión,
de su propia civilización.


Siendo un alto
representante estelar,
de todo tiempo,
espacio, universo y lugar.



Tienen un gran problema,
y a la vez una excelente
solución.

Para que este juego vaya a más
y a mejor, ya que estando
plenamente despierto, consciente
y pasando a la acción:


Me toca ir moviendo mis propias
fichas, desde esta nueva
posición.


Para ir avanzando
en el juego y que el mismo
vaya a más,
escalón a escalón.


Y así, de esa manera,
! qué el niño alienígena,
se lo pase mucho mejor!.


Ya que al ser el juego
controlado por los dos,
más equitativo este,
más difícil para él,
y también más entretenido
y mejor.


¡ Dándole más
calidad al mismo,
y reflexión a su creador!.


Para que lo haga más
equilibrado, más armonioso,
y con más acción.


Siendo de esa manera, el juego más
abierto, profundo, complejo,
¡ y también mucho mejor!.


Tanto para el niño alienígena,
este que soy yo,
¡ y también para su creador!.


Y por todo lo anterior,
aquí y ahora mismo queda
escrita esta reflexión,
que seguro le sirve de algo
a todo lo anterior.


" No todo lo que parece
es lo que es, como no todo lo que
se piensa, es lo que
se hace también..

¿ quién ha escrito el
algoritmo, mi energía o yo?.

— The End —