Algunas personas solo aparecen de paso,
Permanecen menos tiempo de lo que nos gustaría.
En un lapso, se vuelve la cara
Y cuando volvemos a reparar
Chocamos de frente
Con un lugar vacante.
Las palabras de la conversación a medio terminar,
Sin diálogo que enredar,
Se van acumulando en la boca
Y cuelan el trago
Indeleble del inconcluso.
Con la misma sorpresa de esa partida,
Un día, al abrir el cajón más olvidado,
Vemos que nos confiaron un mapa
Para seguir el hilo de la intriga
En los intersticios de la geografía del evidente.
Poco a poco,
Recogemos las pistas subliminales
Antes huidas entre los dedos.
Somos guiados al tesoro que su venida destinó,
Porque nada viene por casualidad,
Ni nada se va por casualidad.
Poema en el libro "Rastros de Existencia"