Ven y dale play a este puñado de besos, que están en pausa desde el día en que me marché. Asesina a esta soledad, perniciosa y mortal, que se ha anidado injustificada junto a tus memorias marchitas. Alimenta pronto estos deseos hábiles que distan del corazón. Ponme a dieta de carne y besos, para calmar mi hambre y mi sed. Ven y aprieta mi mano prometiendo quedarte siempre, justo antes de partir.