Laico del amor y sus disfraces, me abstengo de dolores ruines que envenenen mi tranquilidad. Eximo a mi pecho de sentimientos vanos y cariños perecederos. El amor es una cárcel perpetua, sin derecho a fianzas ni garantías. Por eso decido ser libre. Libre de ataduras y endebleces. Libre de atrasos y neurosis. Un breve impás para el desasosiego, que es esta parodia de la vida.