Tu cuerpo... paisaje en mis sueños que se dibuja cada noche. Una escultura de demonia, vestida con la piel de ángel afrodisíaca.
Tus gemidos... mi nana para dormir, esa nota musical que escucho mientras mis ojos descansan placenteros.
Y mientras mis ojos descansan placenteros, mi mente sólo piensa en posiciones nuevas, en caricias perfectas y besos prohibidos, destinados para el día bendito en que nos volvamos a ver.
No perdonaré nuestras faltas pasadas, si el encuentro grato queda entre las paredes de mi habitación. Te castigaré con golpes de seda que te harán gritar por más.
Destinaré todo un día para nuestros placeres ladinos. Y durante la noche, te recordaré la felicidad de estar entre mis brazos. Te haré eternamente mía esas horas, que nos volvamos a ver.
La luna sentirá envidia cuando quede opacada por tu luz. Las estrellas serán rojo rubor, si se convierten en testigos de nuestro fuego. Todo el universo se congelará en el tiempo, el día que nos volvamos a ver.
Mucho morbo, para la pasión del cuerpo. Buen vino, para calmar la sed. Pocas palabras. No serán necesarias.
...mi mente te piensa cada noche, y me repite todo aquello que te hará, el día que nos volvamos a ver.