Orbita mi cabeza y confusa alma eso que los cuerpos tanto anhelan.
Mi atmósfera, tan debilitada está, que es incapaz de defenderme.
Aun así, dejo. Dejo que en mí se induzca, que eso tan anhelado, tan cotizado como el amor, atraviese mi turbia y contaminada atmósfera hasta llegar a mi núcleo.
Y allí, transforme el maligno magma culpable de confundir y desorientar mi ser.
Y me libere de no ser yo, de la suciedad que no debería existir, siendo quien quiero volver a ser, volviendo donde quiero volver a estar, a la serenidad, al sosiego; volver a mi lugar feliz, a mi paz mental.