De forma autodidacta y totalmente independiente, hilando, tejiendo, letra a letra, palabra a palabra...
las costuras de su alma.
Sin dogmas. Sin pretensión. Sin necesidad de máscaras ni aprobación.
Deshilando sus propias telarañas emocionales, desde el mismo cordón umbilical:
Con transparencia, profundidad y absoluta devoción.
Sin olvidar el ayer, fieles a su esencia y ser, se han hecho artífices, arquitectos de un nuevo sentir, un nuevo pensar...
claridad al estar.
Viviendo cada momento como único, fluyendo sobre la marcha, adaptándose a lo que venga...
Sabiéndose parte activa de un todo universal.
Y así, desde su rincón más profundo, con la cabeza bien alta y los pies firmes en la tierra, que pisan y aman, abrazando cada día el milagro de su existencia...
Han alcanzado su propia iluminación.
Y no, no por influencia divina, ni por haber sido asignada por examen o cátedra.
Sino por el simple hecho de haber alcanzado su propio despertar.
Habitándolo día a día, yendo siempre a por más, hilando, tejiendo...