“¿Y si todo hubiera sido distinto?”
A veces me visita la tristeza,
como sombra suave, sin avisar.
Vuelve el pasado con sus preguntas,
esas que duelen… sin gritar.
¿Y si nunca me hubiera herido?
¿Y si yo jamás lo hubiera dañado?
¿Seríamos ahora dos en un abrigo,
o seguiríamos rotos, lado a lado?
Soñé una familia, una vida entera,
dibujada en tardes de ilusión.
Pero algo —quizás el tiempo, quizás Dios—
cambió la historia, cambió mi canción.
Y aquí estoy, repitiéndome: “Así es mejor”,
aunque a veces no lo siento real.
Disfruto mi espacio, mi silencio, mi fe,
pero una parte pregunta: “¿Esto debía ser?”
No hay respuestas claras, ni finales justos,
solo un corazón que aprende a aceptar.
Quizás no era el destino, ni la culpa, ni el azar…
quizás fue Dios cuidándome sin explicar.
No estoy sola, aunque duela a veces,
estoy en pie, y eso ya es valor.
Y en medio de la duda, la fe me recuerda:
“Lo que perdiste, Dios lo transforma en amor.”