El poeta admiraba a la luna cada noche, se perdía en sus pensamientos solo con su presencia. Bastan momentos en que ella notaba su existencia, con eso era suficiente para que su corazón bombease suficiente tinta para escribir.
Palabras nacidas del alma, y las conversaciones de madrugada eran solo de ellos.
Qué forma en la que pones arte en mi mente. Sólo intento describir con poesía lo que causas en mí, pero no será suficiente, porque lo que ven mis ojos solo yo tengo el privilegio y placer de admirarlo. Las letras que tienen vida, tienen raíz, y esa raíz eres tú.
¿De qué te sirve ser arte si no despiertas emociones? Así son los demás para mi: quienes no brillan. Tú brillas para mí, tienes lindos ojos y el corazón que más ansío amar.
Pues sin ti, mi luna, el poeta solo será un escritor más, incapaz de provocar emociones con las palabras. Solo mi musa… me hace ser poeta.
La luz de la luna es suficiente para iluminar mi alma.