No soy cuerpo, soy pregunta, una grieta en el silencio del universo, una chispa que duda de su fuego, una sombra que se niega a morir quieta.
¿Qué es el tiempo, sino memoria andando? ¿Qué es el alma, sino el grito de lo eterno encerrado en carne que olvida que fue estrella antes de ser lágrima?
Me miro en los ojos del mundo y no sé si soy su reflejo o su rebelión, si vine a entender el caos o a incendiarlo con ideas.
Porque pensar es sangrar sin herida, es romper cadenas invisibles que la costumbre llama “verdades” y que el sabio llama “prisiones”.
No busco respuestas, busco coraje: el valor de caminar sin mapa, de amar sin garantía, de caer sabiendo que la caída también enseña.
Y si he de morir un día, que no sea como piedra que se disuelve en polvo, sino como trueno que muere haciendo temblar el cielo.