nos creemos exentos de decirnos a la cara quienes somos y se nos borra
ahora la risa como broma se asoma en estas mañanas frías dónde el sol sirve de alarma entre los huecos de aquel trapo que colgaste en tu ventana conseguí mi misa de cada semana y los vitrales de tus ojos cada domingo me dan un salmo y ya casi nunca me calmo ante la idea de que un día partas
roído por plagas de adentro y para afuera reposando en las voces lejanas que me prometen que vendrás y que habrán mejores cielos, con más colores y menos lluvias
Atacas las olas en estas costas olvidadas atracas en mis playas cristalinas cráneo de oro y mi madre besa tus brazos con sus bejucos mientras sigues mis huellas en el barro
Espada en mano despojas mi casa de sus caricias te acercas a mi techo y te acepto en una reverencia te invito con regalos y lleno tu barriga y pagas a este mundo mío con hierro y sangre
angustias eternas desafían al mar tranquilo, amenazan con desatar maremotos bajo mis párpados y me aterran en la incertidumbre de lo profundo del agua.