Submit your work, meet writers and drop the ads. Become a member
 
Pobre de mi,
no porque sufra de escasez,
sino por la perversidad de tu amor,
desde el primer día estaba condenado,
te amé y firmé mi sentencia,
pobre en pena, pobre de olvido,
desdichado, mísero, perdido,
pobre, prisionero de tu conjuro,
vidente de mi mala fortuna,
fui tu muñeco vudú.

Pobre de mi,
pobre en amor propio, pues se ahogó en tus aguas,
y quizás nunca retorne,
pobre en seguridad, tenías la llave de mi corazón, ya no hay latidos, solo ecos de lo que alguna vez fue, te vestiste de cordero, pero me arrancaste el alma con garras de lobo.

Pobre de mi,
pues, mis venas secas ya no sienten el pulso,
pobre en vida, fuiste la bala que marcó mi final, una parte de mí murió el día en que te vi.
Hay quienes creen que el amor se expresa con palabras.
Tan ingenuos, piensan que un “te amo” mentiroso y superficial bastaría para enamorar a una mujer que ya conoció el vínculo más puro.
Ella sabe que lo eterno no viste de flores ni de promesas, sino de heridas y verdad.
Que no se grita, se sacrifica.
Y que el mayor acto de amor que recibió fue de un hombre perfecto, sin pecado, que fue torturado y crucificado para que todos nosotros fuésemos salvos.
¿Cómo podrían amarla aquellos que no conocen al que dio su vida por amor?

— The End —